EL HOMBRE DE BOGOTÁ

Amy Hempel

Traducido del inglés por: Wilson Orozco

Ni la policía ni los servicios de emergencia son capaces de convencerla. La voz del cónyuge suplicante no logra su cometido. La mujer permanece en el alféizar: no se tira, pero amenaza.

Imagino que soy quien tiene que convencerla de que se baje. Así lo veo.

Le hablo a la mujer de un hombre de Bogotá. Un rico industrial al que secuestraron. No es una telenovela; su esposa no podía llamar al banco, y en veinticuatro horas, tener un millón de dólares. Eso duró meses. El hombre tenía problemas cardiacos y los secuestradores tenían que mantenerlo con vida.

Escúcheme, le digo a la mujer en el alféizar. Los secuestradores le hicieron dejar el cigarrillo. Lo pusieron a dieta y lo obligaron a hacer ejercicio todos los días. Así lo tuvieron durante tres meses.

Cuando se pagó el secuestro y liberaron al hombre, su doctor lo examinó. Encontró al hombre muy bien de salud. Le cuento a la mujer lo que dijo el doctor en ese momento: que el secuestro fue lo mejor que le pudo haber pasado.

***

Tal vez no es una historia para que alguien no se tire de un alféizar. Pero la cuento con la idea de que la mujer en el alféizar se haga una pregunta, la pregunta que se le ocurrió a ese hombre de Bogotá. Se preguntó cómo sabemos que lo que nos pasa no es bueno.

“El hombre de Bogotá”: título original “The man in Bogotá” en The Collected Stories of Amy Hempel.

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