BANKSY


Traducido del inglés por Wilson Orozco

Las ratas existen sin nuestro permiso. Son odiadas, cazadas y perseguidas. Viven en una agonía silenciosa entre la inmundicia. Así y todo son capaces de doblegar a civilizaciones enteras.

Si eres cochino, insignificante y odiado entonces las ratas son el máximo ejemplo a seguir.























El arte no es como la cultura porque su éxito no depende de los espectadores. El público acude a conciertos y al cine todos los días, leemos millones de novelas y compramos miles de millones de discos. Nosotros, el pueblo, tenemos incidencia sobre la creación y la calidad de gran parte de nuestra cultura, pero no de nuestro arte.

El Arte que contemplamos es creado solamente por unos pocos escogidos. Un pequeño grupo produce, promueve, adquiere, exhibe y determina el éxito del Arte. Solo unos cuantos centenares de personas en el mundo tienen verdaderamente la palabra. Cuando vas a una galería de arte, eres simplemente un turista observando la colección de trofeos de unos pocos millonarios.

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No podemos cambiar el mundo hasta que el capitalismo colapse. Para consolarnos mientras tanto, deberíamos ir todos de compras.



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A veces me siento tan enfermo por el estado actual del mundo que no soy ni siquiera capaz de terminarme mi segundo pedazo de torta.

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La gente nunca toma la iniciativa porque nadie les ha dicho que lo hagan.

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ESTA REVOLUCIÓN SOLO TIENE PROPÓSITOS DE EXPOSICIÓN


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Un sábado por la noche en verano intentaba pintar un puente ferroviario que se extiende sobre Portobello Road en el occidente de Londres con afiches que mostraban el ícono revolucionario del Che Guevara gradualmente desapareciendo en gotas. Todos los sábados el mercado que se encuentra debajo del puente vende camisetas del Che, bolsos, baberos y botones con insignias. Creo que intentaba hacer una declaración sobre el incesante reciclaje de un icono a través del incesante reciclaje de un ícono. La gente siempre parece creer que si se visten como unos revolucionarios realmente no se tienen que comportar así.

Me monté al puente como a las cuatro de la mañana. Todo estaba tranquilo y en paz hasta que se acercaron dos carros y se parquearon en la calle. Dejé de pegar y seguí mirando desde el lado del puente entre unos arbustos. Después de unos minutos no había pasado nada y me imaginé que lo mejor era continuar.

Cogí el quinto afiche cuando oí un estruendo y el sonido de madera que se partía. Uno de los carros había reversado y se había metido al almacén de celulares. Seis pequeños encapuchados ingresaron al almacén y metían de todo en bolsas negras de plástico. En menos de un minuto todos estaban de nuevo en sus carros arrancando en un chillido por todo Portobello debajo de mí. Estaba de pie, con toda la boca abierta, con un balde de pintura en una mano y con una brocha recortada en la otra, el único joven en ropa deportiva en dos kilómetros a la redonda. Tuve el presentimiento de que me iba a ir muy mal si me quedaba ahí entonces tiré el balde, me monté por encima de la reja y salté a la calle.

El área estaba llena de cámaras así que agaché la cabeza, me puse la capucha del saco y corrí por todo el canal. Me imaginé que los muchachos iban ahora por Kilburn prendiendo un bareto y diciéndose “¿para qué pintar dibujos de un revolucionario cuando se puede ser uno de ellos?”






Si uno es bueno para engañar, ya no necesita hacer nada más.





2 comentarios:

manuel prendes cimadevilla dijo...

Grande Banksy,grande!

Anónimo dijo...

me yego, muy buna reflexion qe me dio, comensare a rrayar en grando desde hoy... para difundir mis palabras. VIVA LA ANARQUIA!!!!!!! bay